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Empleabilid​​ad:

Todos ponen, todos ganan con la inclusión​ laboral 


Diciembre 23 de 2019.

Las barreras de acceso al mercado laboral restringen o disminuyen la probabilidad de inserción de los buscadores de empleo, por ejemplo, de la población pobre, vulnerable y víctima del conflicto armado; y también de las empresas para obtener mano de obra idónea en el momento oportun​o.

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​Empleo digno implica una remuneración en función de la canasta básica y, principalmente, garantía de derechos: jornada laboral justa, acceso a servicios de salud, acceso a fondo de pensiones, vacaciones, clima laboral apropiado, posibilidad de mejorar las condiciones de vida del grupo familiar.

Prosperidad Social, a través de la Dirección de Oferta y su equipo de Empleabilidad, ha implementado diferentes programas encaminados a fortalecer las capacidades laborales de la población sujeto de atención, de la mano de la empresa privada, de la cooperación internacional y de los prestadores autorizados por la Unidad del Servicio Púbico de Empleo. 

Pretende favorecer un círculo virtuoso, tanto para personas vulnerables, al mejorar sus ingresos, como para el sector privado. El ejemplo más reciente de estos ejercicios es la implementación del programa piloto Superando Barreras para la Inclusión Laboral, con el que atendió en Cali y Buenaventura a 1.552 personas: de ellas, 752 lograron un empleo. Para el próximo año tiene proyectada la escalabilidad de la iniciativa para lograr 1.000 personas contratadas en otras regiones del país.

Con las intervenciones, trabaja sobre las habilidades técnicas de los participantes y en el mejoramiento de sus habilidades blandas: actitud de aprendizaje personal, cambio de mentalidad, mejoramiento continuo, comunicación asertiva, trabajo en equipo, capacidad de adaptación y gestión para asumir retos internos y externos en el desarrollo del objeto social de la empresa. 

Lo anterior también arroja beneficios al empresario:
  • Mejora en los niveles de productividad, ya que cuenta capital humano formado que contribuye a la eficiencia de los procesos en la empresa.
  • Posicionamiento de la imagen corporativa que impacta en mayor competitividad en el mercado.
  • Menos costos asociados a la rotación de personal.
  • Disminución de costos en capacitación, dado que se recibe población formada acorde a las necesidades específicas de la empresa. 
​Adicionalmente, Prosperidad Social, a través del programa Jóvenes en Acción, ha permitido a jóvenes en situación de vulnerabilidad acceder a formación superior que facilita su ingreso al mercado laboral formal y pone a disposición del sector productivo mano de obra calificada. La entidad proyecta también incluir a los Jóvenes en Acción dentro de la ruta de empleabilidad, para quienes tengan expectativa de vinculación laboral posterior a la terminación de sus estudios. 

Empresario, si desde su organización existe el interés de generar procesos de inclusión laboral para población vulnerable, Prosperidad Social cuenta con el equipo de Empleabilidad, el cual busca proponer e implementar metodologías, programas y acciones orientados a mejorar la inclusión laboral de población vulnerable, puede contactarse en el siguiente correo: lida.moreno@prosp​eridadsocial.gov.co 



Unidos por el desarrollo social y económico de las regiones​​


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Un importante papel de la cooperación internacional consiste en promover y acompañar el trabajo conjunto entre las entidades estatales, las comunidades, la sociedad civil y el sector privado para que los países introduzcan en sus agendas proyectos inclusivos que permitan el desarrollo social, cultural y económico de las comunidades.

Con este propósito, desde 2017 la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se sumó al programa IRACA, de Prosperidad Social por medio del programa Inclusión para la Paz (IPA) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), con el fin de contribuir a la superación de la pobreza de comunidades afrocolombianas e indígenas en 22 municipios de nueve departamentos.

IRACA fortalece la seguri​dad alimentaria e implementa proyectos productivos y comunitarios. En sus dos años de trabajo con el programa, OIM ha atendido a 9.500 hogares de comunidades afectadas por la violencia, con una inversión aproximada de 58.000 millones de pesos. Mediante esta intervención se han identificado historias de vida que ponen en evidencia el gran aporte de las comunidades étnicas a la construcción de país. 

En La Guajira, 2.530 hogares han recibido el apoyo del programa para fortalecer sus actividades productivas. En este caso podemos destacar el papel de las mujeres wayuu que, basadas en sus costumbres, sus tradiciones y su conocimiento ancestral, le han dado dinamismo a su actividad artesanal y han contribuido a un notable mejoramiento de los ingresos de sus núcleos familiares.

En Guapi y Timbiquí (municipios de Cauca), y Buenaventura (Valle del Cauca), el programa ha permitido recuperar las semillas propias en 2.000 hogares liderados por mujeres. Esto ha contribuido al mejoramiento de la seguridad alimentaria y la salvaguarda de la cocina tradicional de estas comunidades

En Tumaco (Nariño), unos 850 productores de cacao y coco han aprovechado el apoyo de IRACA para fortalecer los procesos productivos, mejorar la calidad de sus productos y lograr acceso a nuevos mercados, gracias a la participación en ruedas de negocios y eventos comerciales promovidos por el programa.

El éxito de estos proyectos se ha sostenido en los ejercicios de concertación y participación de las comunidades, así como en la promoción y el fortalecimiento de liderazgos a partir de dinámicas propias del ámbito local. Hoy, en los 50 resguardos y 28 consejos comunitarios que participan en el programa en Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Caldas, Putumayo, La Guajira, Cesar y Guainía, se percibe un mejoramiento de las condiciones de vida de las personas y, por ende, un esperanzador grado de superación de la pobreza.


Ana Eugenia Durán Salvatierra
Jefe de Misión
Organización Internacional para las Migraciones OIM Colombia






Mejoramien​​tos sostenibles


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Junio 21 de 2019.
Desde hace cuatro años, UNOPS viene apoyando al Gobierno Nacional en la reducción del déficit cualitativo de vivienda en Colombia, implementando mejoramientos a la infraestructura de hogares bajo un acompañamiento social que tiene como​ objetivo mejorar las prácticas saludables de colombianos en situación de vulnerabilidad, asegurando la sostenibilidad del proyecto en el tiempo e incentivando su desarrollo y crecimiento socio económico.

Como parte de este proceso hay que entender que la infraestructura social no debe verse como un activo independiente - una cocina, un baño o una habitación-, sino como parte de un sistema cuyos elementos comprenden dimensiones sociales, ambientales y de infraestructura. UNOPS desarrolla un plan técnico y social especialmente diseñado por profesionales altamente calificados para cada familia beneficiaria después de haber comprendido y analizado su contexto social, cultural, económico y técnico.

El apoyo de UNOPS en el proyecto de mejoramiento de vivienda de Prosperidad Social ha logrado beneficiar a más de 15.000 colombianos en 45 municipios de los departamentos de Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Casanare, Cauca, Cesar, Magdalena, Chocó, Córdoba, Cundinamarca, La Guajira, Putumayo, Quindío y Santander. Se han entregado más de 2.300 baños, 2.300 cocinas, 70 pozos sépticos y 280 tanques elevados, que han mejorado las condiciones de saneamiento básico en las más de 3.300 familias participantes hasta el momento.

El componente social es el eje principal de este proyecto porque no se trata de poner un ladrillo arriba de otro, sino que, a partir de esa intervención infraestructural, tratar de poner en marcha prácticas saludables que contribuyan al mejoramiento de la calidad de vida de la gente. El equipo social, que está conformado por profesionales de las ciencias humanas, sociales y de la salud, ha logrado mejorar el “Índice de vivienda saludable” que comprende indicadores de agua segura, manejo de residuos, higiene personal y control de vectores en un 40%, logrando que un 75% de la población cumpla adecuadamente con estas prácticas.

Localmente el equipo de UNOPS busca fortalecer el impacto de este componente vinculando a la comunidad en articulaciones institucionales y alianzas estratégicas con otras agencias del Sistema de las Naciones Unidas. Con la participación de la comunidad se han logrado recuperar 326 espacios comunitarios e internos de los hogares de los beneficiarios, se han vacunado más de 340 animales domésticos y se ha apoyado en la vinculación de más de 370 adolescentes a programas lúdico-recreativos. Así mismo, UNOPS estableció acuerdos de cooperación con diferentes agencias del Sistema de las Naciones Unidas como UNFPA, UNICEF y OPS, con cuya contribución al proyecto desde sus campos de acción, fortalecen el valor agregado del componente social.

Para la implementación de este modelo de vivienda social, el entendimiento de las dimensiones culturales es un factor fundamental. Lograr fomentar un sentido de pertenencia y orgullo hacia los hogares es necesario para que las familias inviertan en el futuro y así alcanzar la sostenibilidad de este proyecto que va más allá del ladrillo.

Nazario Esposito​
Director Colombia
Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos UNOPS


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Laura Cotes, beneficiaria Wayuu desde su cocina nueva. Manaure, La Guajira © UNOPS/Erik Andrade.











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Ever Vanegas en la ladrillera en que trabaja a diario es beneficiario del corregimiento Las Casitas en Valledupar, Cesar © UNOPS/Juan Manuel Chavarría 









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Berlides Salcedo, beneficiaria en situación de discapacidad visual recibió una cocina y un baño. La Paz, Cesar © UNOPS/Erik Andrade










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Podría decirse, sin espacio a dudas, que Colombia es un país femenino o, por decirlo de otra forma, un territorio donde lo esencial posee un valor femenino. Su nombre, por ejemplo, es femenino, recordemos que en un momento de la historia se le llamó la Gran Colombia, es decir, que el nombre por el cual llamamos a nuestro país en la actualidad definía el género del artículo. Su geografía también es femenina. En ese sentido, Colombia está definida por la Costa Atlántica, la Costa Pacífica y las tres cordilleras. Alguien dirá que no del todo porque estratégicamente obviamos los Llanos Orientales, pero ese argumento se podría neutralizar al hablar de la llanura, y qué decir de la selva amazónica. Así que la madre Tierra nos ha bendecido con esta región sin igual.

También hemos sido bendecidos con la mujer colombiana por su amor, su belleza, su tesón, su solidaridad, su cuidado y su gastronomía, entre otras virtudes.

Lo que ha hecho la violencia es desangrar esta bendición. Tal vez por eso y de forma premonitoria, la octava estrofa del himno nacional refiere: “La Virgen sus cabellos arranca en agonía / y de su amor viuda / los cuelga del ciprés. / Lamenta su esperanza / que cubre losa fría, / pero glorioso orgullo / circunda su alba tez."

Por esa violencia hay 4.397.018 mujeres víctimas del conflicto armado, es decir, casi el 10 por ciento de la población colombiana, o para ser más precisos casi el 20 por ciento de las mujeres del país han sufrido por este hecho. De ese total, la Unidad ha entregado indemnizaciones a 546.126 mujeres por más de 3.5 billones de pesos, y ha hecho una inversión de 2.9 billones de pesos en atención y ayuda humanitaria para garantizar la subsistencia mínima de mujeres víctimas cabeza de hogar. Son más las acciones que despliega la Unidad para restablecer la esperanza de esas mujeres y, a través de ellas, la del país, porque gracias a todas creemos más en la resurrección que en la muerte, porque soy un convencido de que con las mujeres empoderadas, sumadas a su aliento y ejemplo, haremos de este país un ejemplo a seguir, la verdadera gran Colombia.





Nuestros Aliados


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Diciembre 21 de 2018.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) forma parte de este acompañamiento y define sus intervenciones teniendo como referencia su mandato institucional, el cual se encuentra alineado con los marcos globales de migración, atención humanitaria, y estabilización comunitaria.  

En Colombia, la Organización viene desarrollando acciones de acuerdo con las necesidades identificadas y focalizadas por el Gobierno Nacional para la promoción de iniciativas de desarrollo sostenible y sustentable. Lo anterior, partiendo de la diversidad territorial, económica, social y cultural de las diferentes regiones del país, la articulación con las diferentes entidades del sector público y las alianzas con el sector privado y con las comunidades.

Para la OIM es muy importante dicha sinergia en lo local y regional, dado que permite el fortalecimiento de las rutas de desarrollo propio, participativo y de autogestión de las comunidades, basadas en su visión de desarrollo.

Por ello, los procesos de intervención y acompañamiento a los grupos étnicos en zona rural dispersa son considerados -desde sus características diferenciales- una oportunidad de enriquecimiento para la base de la pirámide social.  Esto hace posible plantear soluciones orientadas a combatir la desigualdad, promover la equidad, la reconciliación y fortalecer procesos de inclusión sostenibles.

El apoyo a los ejercicios de concertación, participación y fortalecimiento de liderazgos locales, así como a las dinámicas propias a nivel local, facilitan la construcción de confianza, de habilidades y de competencias entre las comunidades. Un ejemplo de ello es el Programa IRACA® del Departamento para la Prosperidad Social, iniciativa a la cual la OIM -a través de su Programa de Inclusión para la Paz (IPA)-, con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ha logrado sumarse para seguir promoviendo un acompañamiento integral y que busca la inclusión de los más vulnerables y marginados.

Esta iniciativa nos ha permitido evidenciar cómo desde la cooperación y partiendo del enfoque étnico, se diseñan estrategias para el fortalecimiento social y organizacional, se fomenta la construcción de escenarios de equidad y se consolidan territorios de convivencia y paz en Colombia.

Ana Durán Salvatierra
Jefe de Misión
Organización Internacional para las Migraciones -OIM Colombia




Carlos Peña Hassan - Project Manager UNOPS.
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Junio 27 de 2018. 
El enfoque de vivienda social ha cambiado la perspectiva de impacto en las poblaciones de pocos recursos y su concepto se ha transformado en el Programa de Mejoramiento de Vivienda. Anteriormente, la orientación genérica adoptada en programas de vivienda consistía en beneficiar a la mayor cantidad de personas con alojamiento asequible, cubriendo las necesidades de vivienda digna a través de la construcción de vivienda modulares utilizando diseños predeterminados, pero sin tener muy en cuenta los ámbitos sociales e individuales de los beneficiarios.

Con el concurso de UNOPS y trabajando en el marco definido por Prosperidad Social, el Programa de Mejoramientos de Vivienda se ha fortalecido en el aspecto social y de salud fusionando en un único proyecto los componentes mencionados con el técnico.

En esta visión modelo de vivienda social consiste en comprender el entorno de la familia a intervenir y ofrecerle no solo un mejoramiento alineado a sus necesidades prioritarias sino prepararla para desarrollar buenas prácticas de vivienda saludable, supliendo de manera personalizada las falencias de cada caso y enfocando el mayor esfuerzo en el desarrollo de planos sostenibles que puedan dar frutos a largo plazo. Así mismo, el modelo permite fomentar el desarrollo social y económico de los habitantes del territorio intervenido por medio de la generación de empleos locales directos e indirectos, contratando mano de obra no calificada e incluso calificada en algunos casos.

Es posible que las necesidades de infraestructura sean similares entre los beneficiarios, pero las necesidades puntuales siempre serán diferentes y cada vivienda y familia se tratan como un proyecto diferente. Por eso, con el liderazgo de Prosperidad Social, UNOPS está desarrollando el Programa de Mejoramiento de Vivienda en 45 municipios del territorio colombiano que beneficiará más de 19.800 personas.

Todo inicia con la identificación de las familias que más necesitan ayuda por parte de las entidades gubernamentales. UNOPS evalúa cada una, asegurándose que las familias identificadas cumplan con los requisitos planteados para la sostenibilidad del proyecto, tales como titularidad y que no estén ubicadas en zona de riesgo no mitigable, entre otros. A las familias que cumplan con los requisitos, se les asignan presupuestos dependiendo de las mejoras que puedan llegar a necesitar.

A continuación un trabajador social y un ingeniero de UNOPS realizan visitas a cada familia para diseñar planos y planes sociales confeccionados de acuerdo a las necesidades específicas de cada familia. Las mejoras giran alrededor de necesidades sociales, sanitarias y de vivienda de la familia teniendo en cuenta siempre las prioridades sociales y de salud en la comunidad como un todo y las mejores opciones desde el punto de vista arquitectónico.

La fase uno del proyecto de mejoramiento de vivienda logró un alcance de 9.265 personas beneficiadas en 17 municipios, la segunda fase, que es mucho más ambiciosa, espera beneficiar a más de 19 mil personas a través del mejoramiento de cerca de 5.750 hogares en 45 municipios del país.
Nuestro gran reto es lograr que éste proyecto sea sostenible a largo plazo transformando el concepto de vivienda social diseñando estrategias y soluciones personalizadas para todas y cada una de las familias beneficiadas.

Carlos Peña Hassan
Project Manager




De firmar la paz a construir la paz


Diciembre 29 de 2017. 

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Ha sido mucha la controversia política que se ha desatado en el último año a causa de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc.

Prácticamente, no ha pasado un día sin que surja un debate público sobre alguno de los temas que hicieron parte de la negociación. La posibilidad de que los ex guerrilleros hagan política, las penas que se les van a imponer, etc., aún siguen siendo motivo de división entre los colombianos.

Pero, a medida que lo acordado se va haciendo realidad, las cosas se han ido decantando. Las Farc ya dejaron las armas, los programas de sustitución de cultivos están avanzando y el Sistema Integral de Justicia Transicional empieza a tener rostro. Después de pasar por el Congreso y la Corte Constitucional, el acuerdo de paz y las instituciones creadas en él ya son una realidad jurídica en nuestro Estado.

Es hora de que la discusión sobre la paz dé un paso adelante. Ya no podemos quedarnos en el debate sobre lo acordado; lo que debemos ver es cómo las herramientas que contiene el acuerdo podemos aprovecharlas mejor para que, a partir de allí, construyamos la paz entre todos.

No se trata de eliminar la discusión, ni de desconocer que existen formas diferentes de pensar, sino de centrarnos en lo verdaderamente importante: que la implementación del acuerdo de paz se traduzca en realidades positivas para el país.

Creo que las víctimas somos un ejemplo de eso.

En todo el país, me encuentro con sobrevivientes del conflicto que están dispuestos a dejar atrás lo que pasó y, sin olvidar su dolor, seguir adelante y trabajar por el bienestar de sus comunidades.

Víctimas que hemos perdonado y otras que están dispuestas a hacerlo, sin renunciar a nuestros derechos a la verdad, justicia, reparación y no repetición.

Víctimas que quieren aprovechar los espacios de participación que les da el acuerdo para ayudar a construir un mejor país.

Víctimas listas para trabajar con aquellos a quienes en el pasado veían con desconfianza porque efectivamente les hicieron daño.

Desde que se puso fin al conflicto con las Farc, teníamos claro que la paz no se iba a alcanzar con la firma de un acuerdo, pero que de allí sí surgió la oportunidad de construirla entre todos.






Articulación, transparencia y creatividad: claves en la cooperación internacional

Octubre 6 de 2017

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En el contexto internacional tres variables juegan un papel determinante para que las naciones en vía de desarrollo y con necesidades de cooperación, como Colombia, accedan a recursos provenientes de países desarrollados: articulación institucional, transparencia en el uso y destinación de los recursos y diseño de soluciones creativas para el desarrollo de las intervenciones sociales.

Desde Prosperidad Social, se ha llegado a esta conclusión gracias al análisis de los resultados de cooperación con los países oferentes y con otros del mismo nivel de desarrollo que el nuestro, con los cuales se han gestionado proyectos y acciones de cooperación. Como ejemplo, sólo en 2016 la entidad logró gestionar recursos por más de 40 mil millones de pesos para fortalecer los programas y proyectos.

A pesar de la baja internacional de los precios del petróleo y la reducción de ingresos en la economía mundial, la cooperación internacional no se estanca. Hoy en día, Colombia es un país emergente y de renta media-alta, razón por la que la comunidad internacional sigue priorizando estrategias y planes país para apoyar las metas y desafíos del Plan Nacional de Desarrollo. Este apoyo va dirigido especialmente a los temas de paz, superación de pobreza, inclusión social y productiva, desarrollo rural sostenible, justicia y defensa, entre otros.

 

Organizarnos entre nosotros -como estado, como sector y como entidad- para lograr una articulación institucional que evidencie un impacto integral en la población focalizada desde las múltiples dimensiones de la pobreza (salud, educación, vivienda y servicios públicos, trabajo y niñez y juventud) y que se aleje a toda costa de la duplicidad de esfuerzos, son factores determinantes para la toma de decisiones de inversión de recursos por parte de los aliados extranjeros. 


Así mismo, las buenas prácticas de gestión, las reglas de transparencia y fortaleza institucional en términos de información precisa de potenciales beneficiarios de programas y proyectos, así como la capacidad de acción coordinada en todo el territorio nacional, brindan seguridad en las reglas de juego a los cooperantes y por ende en la destinación de recursos.

 

Por otro lado, es estratégico generar valor agregado y un diferenciador con estrategias creativas e innovadoras para llevar a cabo intervenciones sociales de alto impacto. Este es el caso de los Bonos de Impacto Social (BIS), una estrategia innovadora de pago por resultados donde el sector privado asume los riesgos de operación en materia de empleabilidad de más de 500 personas en situación de vulnerabilidad, en tan solo la primera fase. Esta experiencia ha sido trabajada en conjunto con el Banco de Desarrollo Interamericano (BID), el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), la cooperación Suiza, Fundación Corona y Fundación Bolívar Davivienda, entre otros.

 

La inclusión social y productiva, el fortalecimiento de capacidades territoriales para la reconciliación y el fortalecimiento institucional son las líneas estratégicas de cooperación internacional en Prosperidad Social donde tenemos todo el potencial de innovación para fomentar intervenciones asertivas.

 

Temas como la implementación y adopción en políticas públicas del Índice Pobreza Multidimensional (IPM) y las estrategias de superación de pobreza extrema han sido claves en los procesos de fortalecimiento institucional y gestión de conocimiento en la región latinoamericana y son evidencia de que el diseño de soluciones creativas para el desarrollo de las intervenciones sociales es clave para responder a las verdaderas necesidades de un país.

 

En 2016 Prosperidad Social consolidó la relación con aliados como USAID, la FAO, la Unión Europea, la República Popular China, el PNUD, la OIM, AcdiVoca y Cooperación Coreana (KOICA), entre otros, quienes financiaron programas de la Entidad. Con estos recursos se logró complementar actividades de los proyectos, ampliar cupos y focalizar a la población en pobreza extrema y vulnerabilidad. De este modo, se logró respaldar 10 mil cupos adicionales para el programa IRACA y más de 6 mil para "Mi Negocio" y "Empleo para la Prosperidad", específicamente para población víctima y afrocolombiana.

 

Lo anterior demuestra que los países desarrollados, en vía de desarrollo y las ONG internacionales son grandes aliados con los cuales se puede formar equipo para cumplir con las metas de superación de pobreza, inclusión social y productiva y reconciliación bajo condiciones de eficiencia, transparencia y creatividad.



La memoria una aliada para la paz

14 de julio de 2017
Por Gonzalo Sánchez Gómez, Director General del CNMH.


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La memoria debe ser una aliada para la paz y no un obstáculo para la reconciliación. Desde el Centro Nacional de Memoria Histórica trabajamos para hacer realidad ese anhelo. Un país con 8 millones de víctimas no puede permitirse la idea falaz de que la paz está destinada a los que olvidan; pero también debe estar atento a señalar los discursos que utilizan la memoria del sufrimiento y la injusticia para perpetuar la guerra.

Estamos en contra de alimentar una memoria vengadora que sobre la base de una restauración imposible, o con afán punitivo, anula toda posibilidad de futuro o, más concretamente, la posibilidad de construir un nuevo pacto social; pero también estamos en contra de una memoria ingenua, y de un olvido prefabricado, que se empeña en ignorar tanto las raíces como los impactos de nuestras guerras, y sobre esa indolencia construye castillos de papel.


  1. Hacer memoria histórica como un ejercicio crítico. Es decir, renunciar a la pretensión de un relato hegemónico. La memoria histórica no es unívoca ni oficial, sino una acumulación de memorias diversas en diálogo y en tensión.
  2. Si bien no tenemos la certeza de que los ejercicios de memoria sean por sí solos una garantía para la no repetición, sí tenemos la convicción de que el olvido nos ha conducido siempre a la repetición: Colombia olvidó demasiado y la guerra siempre regresó.
  3. Necesitamos de la memoria para poder dar el salto, en la arena política, de la confrontación entre enemistades absolutas al debate entre adversarios. Pero la necesitamos también para que el recuerdo no reaparezca como pesadilla en el futuro. Las sociedades que han renunciado a la memoria para tranquilizar su presente rara vez escapan al resentimiento o la venganza.
  4. El solo recuerdo de Auschwitz no nos ha eximido de la crueldad de ninguna guerra o genocidio posterior, es verdad. Pero entre recordar y no repetir hay un universo de mediaciones y transformaciones estructurales de la sociedad que no pertenecen al campo de la memoria propiamente tal, sino al de la política, los modelos de desarrollo y los órdenes sociales. La tarea de la memoria es señalar el lugar de los problemas aunque no esté equipada para resolverlos.
  5. Las memorias de las víctimas no son idealistas ni nostálgicas ni universalistas. Son memorias pragmáticas. No se levantan por un deber moral sino por necesidad: encontrar a sus muertos, saber qué les pasó y despojarlos de los estigmas con que se los ha pretendido empañar. No son memorias discursivas sino que están centradas en los impactos de la guerra.
  6. Necesitamos reconocer procesos, no solo eventos, pues es evidente que tenemos mucha información y poca memoria. Establecer causalidades e impactos, interpretar sentidos e indagar en la experiencia vivida parece el campo privilegiado de la memoria como aliada para la paz.
  7. Las memorias de las víctimas no son per se vengadoras o tóxicas, como quisieran muchos de los que pretenden hablar por ellas. En su mayoría las víctimas no piden justicia a ultranza ni venganza, sino verdad y no repetición. La mejor reparación para nosotros, dijeron las víctimas que fueron a La Habana, es que se logre la paz. Por su parte las víctimas del paramilitarismo, antes que la ampliación de penas, demandan la recuperación de la dignidad de los asesinados, los desaparecidos o los torturados, bajo el manto de discursos legitimadores, y la revelación de verdades aún ocultas o incompletas.
  8. La violencia ha limitado pero no doblegado los ejercicios de verdad y de memoria. Rompiendo los cánones de lo experimentado en otros países en conflicto, la confrontación armada en Colombia discurre en paralelo con una creciente manifestación de memorias que desafían esquemas e invocaciones al miedo paralizante.
  9. Nuestra memoria no se refiere a una guerra lejana. Podríamos decir, nuestra memoria es un recuerdo del presente. Y en ese sentido, la memoria se configura como un dispositivo eficaz para cuestionar el aquí y el ahora e inventar el futuro inmediato.
  10. El ejercicio público de hacer memoria es por esencia una práctica de ampliación democrática y una herramienta de construcción de paz. Hacer memoria es darle presencia a una voz, una situación, un pendiente o una solución. Se trata de hacer memoria hoy no solo para una paz posible sino para impulsar la transformación del presente y la invención del futuro.